¿SUEÑOS O RELATOS?
Desde que me acuesto hasta que me levanto, me he puesto a pensar cosas que hace años no pensaba. Cuando comenzó esta pandemia, me consideraba una persona normal, con una vida normal, amigos y familia pero algo cambió. Sucedió una cosa muy rara. Ya sé que puede sonar loco, pero desde que empezó esta pandemia no he dejado de hablar con mi pieza, sí, con mi pieza tenemos pláticas por largas horas. Ella me cuenta las viejas historias que tiene en esas cuatro paredes; de cómo poco a poco han aparecido familias nuevas. En una ocasión me contó sobre un hombre llamado Julio, que se había quitado la vida en ese mismo cuarto en el que hoy duermo. Me cuenta que su espíritu sigue rondando por el limbo sin poder buscar las paz anhelada por cualquier muerto. A mí también me gusta contarle historias y anécdotas. Le conté de un suceso que me había pasado cuando niño, cuando estuve a punto de morir y me hospitalizaron en el San José, y le hablé de lo que sucedía en ese lugar. De cómo veía a niños paseando por los pasillos y que en ocasiones me visitaban en la camilla que ocupaba… que jalaban de mis sábanas como cualquier niño travieso que le hace una broma a sus padres para asustarlos. Mi cuarto se estremecía de miedo. La pintura de las paredes se degradaba y el flujo de las cañerías subterráneas comenzaba a escucharse de tanto nerviosismo que le producían mis relatos.
La pieza también tenía más historias que contarme. Me contó un pequeño pero perturbador relato, cómo si de una competencia de terror se tratase. Este solía pasar todas las noches a la misma hora sin que yo me diera cuenta; el dormitorio era el único testigo de que una presencia desesperada y molesta se me quedaba mirando por horas durante las noches y que ésta me seguía a todas partes donde iba cuando despertaba. Creyó que con eso iba a asustarme, pero yo ya lo sabía, esa presencia no me pasaba inadvertida y la verdad es que ya no me importa. La pieza tenía muchas más cosas que contarme sobre ella, pero creo que no será posible escucharlas; mi madre adeuda nuestro alquiler desde hace seis meses, cuando la desemplean en el estallido y luego remata nuestro camino a la pandemia.
En estos días nos van a desalojar y nos tendremos que mudar a la casa de mi tía y no sé si vuelva a tener otra amistad como la que tengo con mi pieza. Espero que no crean que estoy loco pero es lo que vivo todos los días desde que me levanto hasta que me acuesto. Pienso cosas que hace años no pensaba tener en mi cabeza, como un sueño en el que un amigo de mi pieza me contaba relatos e historias y yo también le contaba mis cuentos un poco paranormales como lo solíamos hacer. No estoy loco, ¡no!, solo es mi historia.
Josué Flores. (Lucas Sepúlveda, 1ero medio, Liceo de Jóvenes y Adultos Jorge Alessandri Rodríguez).