Pintora y grabadora de origen español, adscrita al movimiento de la Neofiguración. Nació en Barcelona en 1923 y tras la Guerra Civil Española en 1939, se trasladó a Francia, donde se embarcó en el Winnipeg con destino a Chile, junto a muchos refugiados de la guerra, entre ellos un grupo de intelectuales que influyeron significativamente en nuestro arte y cultura.
En nuestro paÃs estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, desde 1939 a 1942. En 1947 formó parte del Grupo de Estudiantes Plásticos (GEP) que reunió artistas de la Generación del 50´como José Balmes, Gracia Barrios, Guillermo Núñez, Juan Egenau y Gustavo Poblete, entre otros. En 1957 inició sus estudios de grabado en el taller 99 de Nemesio Antúnez.
Roser comenzó a integrarse en el ambiente artÃstico chileno, donde luego inició una carrera que la tuvo recibiendo distinguidos reconocimientos, como el Primer Premio de Pintura, Salón Oficial de Santiago (1961); Premio Osvaldo Goeldi, II Bienal Americana de Grabado, Santiago (1965); Premio Club de Estampa, Buenos Aires (1968); Gran Premio del primer Salón de Gráfica de la Universidad Católica, Museo de Bellas Artes (1978); Encomienda de la Orden de Isabel La Católica, condecorada por el Rey Juan Carlos I de España (1995); Premio Altazor, ganadora en Pintura (2000). Además del Premio Nacional de Artes Plásticas, en 2015.
Roser Bru, uno de los nombres clave del arte chileno durante el siglo XX, fue una prolÃfica artista, con un catálogo de más de 10 mil obras, entre pinturas, grabados y serigrafÃas, haciendo un invaluable aporte al patrimonio artÃstico visual nacional. Sus trabajos se encuentran en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de Brooklyn, el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago, entre otros museos del mundo.
Y es donde justamente podemos ver, en su vasta obra, el reflejo de su constante compromiso polÃtico y su preocupación por las problemática sociales y humanas, siendo una activa participante de causas de izquierda independiente, y con un marcada preocupación en la segunda etapa de su carrera, por reflejar los conflictos polÃticos y sociales por los que atravesaba el paÃs.
Desde Recoleta, agradecemos el inmenso aporte de Roser Bru, a la historia artÃstica y visual de nuestro paÃs, y reconocer en su carrera la vida de una mujer imparable, en constante creación artÃstica, siempre conectada con las artes y con su entorno.