
“El Cuervo” Castro, como era conocido por todos, tuvo una gran y creciente carrera en el teatro, que comenzó en 1966, cuando, aun siendo un escolar, fundó el reconocido Teatro Aleph, junto a otros amigos de las artes escénicas en la capital.
Para el año 1972, el “Aleph” era sindicado como uno de los conjuntos teatrales más vanguardistas de la época, y sus obras siempre trataban temáticas de la realidad contingente.
Una de sus primeras puestas en escena fue “¿Se sirve un cocktail molotov?”.
En 1974, en plena Dictadura Militar, Óscar y su hermana fueron detenidos y llevados al campo de prisioneros de Tres Álamos. Su madre María Julieta Ramírez Gallegos y su cuñado e integrante del Teatro Aleph, John (Juan Rodrigo) McLeod (militante del MIR), fueron detenidos en una visita y trasladados al centro clandestino de torturas Villa Grimaldi; desde entonces permanecen como detenidos desaparecidos.
En cada campo concentración donde estuvo, Óscar formó grupos de teatro con las y los prisioneros. En una ocasión, propusieron al comandante montar “Los secretos de una paloma mensajera”, una obra del autor Emile Kahn, según le dijeron, pero que en realidad era el seudónimo de Óscar para pasar la censura.
En 1976, después de ser liberado, parte al exilio a Francia, donde refunda el Teatro Aleph en Ivry sur Seine. En el 2013, creó de nuevo el Teatro Aleph en Santiago con jóvenes actores chilenos.
El año 2016 el Cuervo Castro estuvo en Recoleta. Disfrutamos al maestro del escenario en la noche inaugural del Festival de Teatro de Recoleta, con su puesta en escena “¿Se sirve ud. Un cocktail molotov?”, donde vecinos y vecinas de la comuna fueron parte del elenco del Teatro Aleph, pudiendo vivir y compartir una experiencia teatral inolvidable.
El 2017, hizo realidad su proyecto de tener un teatro en Santiago, fundando la Sala Julieta en la comuna de La Cisterna, donde funciona el teatro Aleph.
Desde Cultura Recoleta te recordaremos siempre Cuervo, agradecidos por tu gran legado a las artes escénicas.
Nos sumamos a este dolor colectivo, tanto para el teatro, como para el mundo del arte en general, para nuestro país y para el extranjero, y extendemos un caluroso y respetuoso saludo a toda su familia y amigos más cercanos. Un grande de las tablas, nos ha dejado.